Soy la primera que a lo largo de trayectos en bus o en tren tiendo a coger el móvil y consultar el correo, facebook o Instagram y ya puede sentarse al lado un gigante verde que ni me entero, ni lo miro. En mi caso, calan en mi tantos años viviendo en Barcelona. Recuerdo mis continuos trayectos en el metro, casi siempre con mis auriculares escuchando música. Me gustaba observar discretamente a la gente que llenaba el vagón. Caras serias, neutras, concentradas, cada uno agarrado donde podía, con la mirada perdida en algún punto muerto. Alguno leyendo. No habia aún móviles con internet ni cobertura en el metro. Cero contacto visual. Soledad. Individualidad.
Por eso, tomo conciencia de todo eso y no me gusta esa falta de vida. Muchas veces, me sorprendo sacando el móvil de manera automática y me obligo a dejarlo en el bolso y disfruto del trayecto, pensando en mis cosas, observando lo que ocurre a mi alrededor, los paisajes al otro lado del cristal, como cambia el cielo, como avanzan las nubes… Y respiro hondo y siento que “estoy presente”. Viviendo EL MOMENTO.
Vivimos en una sociedad en la que premia el llegar, el conseguir, alcanzar el fin… No cuenta el proceso, cuenta el logro, el llegar. Tenemos que recordar que hay que disfrutar y aprender del camino.
El otro día, no recuerdo donde leí que un chico murió en un cibercafé de Taiwán por jugar a un videojuego 24 horas seguidas. Sin moverse, leí como de manera frecuente se suelen poner pañales para no perder tiempo ni en miccionar. Increible. Viven en otra realidad, la realidad virtual, y pierden la vida.
Me hace recordar ese término nipón tan difícil de retener: “Hikikomori”.
Es el síndrome psicopatológico y sociológico que sufren personas que buscan voluntariamente altos grado aislamiento. Se retiran completamente de la sociedad durante al menos seis meses, se recluyen en casa y evitan cualquier contacto social que no sea virtual. Hasta hace poco se pensaba que sólo había casos en la cultura nipona pero ya se empiezan a registrar casos en España (el Instituto de Neuropsiquiatría y Adicciones del Hospital del Mar de Barcelona ha realizado un estudio sobre este trastorno y cuantifica 164 casos en España a fecha 2016). Es un síndrome inquietante, nuevo y muy interesante para mí. No me voy a alargar contando más pero recuerdo que la primera vez que tuve conocimiento de él me quedé impresionada e inquieta. Consecuencias de esta sociedad tan moderna, que en mi opinión, hace que si no sabemos utilizar bien los medios que tenemos a nuestro alcance, y si no tenemos un equilibrio personal, podemos sentirnos muy solos, y elegir maneras de vivir poco sanas. Enlazo un pensamiento con otro…
Me viene a la mente la película “HER” y la serie “Black Mirror”.
La gente que me conoce sabe lo que me gusta el cine, y me gusta compartir mi opinión e impresiones a través de películas. Hay una película del año 2013 que se llama “Her” y me encanta. La he visto varias veces, y cada vez que la veo me reafirma en muchos pensamientos acerca de lo que hablaba de esta sociedad, de todo lo que tenemos a nuestro alcance para estar conectado, de obtener conocimiento inmediato, rapidez, inmediatez, comodidad. Te habla el GPS, existe la inteligencia artificial… Pero ¿Y las emociones? Qué pasa con las habilidades sociales? La espontaneidad? El contacto físico? Lo autentico?...
Necesitamos la afectividad. Científicamente comprobado a través de muchos experimentos con primates, seres humanos. Sentir un abrazo, percibir el calor corporal del otro, Somos seres sociales!
Es una película que recomiendo, tiene muchas lecturas, y aunque la primera vez que la vi pensé que hablaba de un futuro cercano, la última vez que la vi hará un par de meses, pensé que ya es presente.
Y la serie “Black Mirror” la conocí de manera casual. Me pareció muy buena, impactante, moderna. Cuando la tecnología se encargue de controlarlo todo nos convertiremos en esclavos de un sistema que nosotros hemos aceptado y creado. Diría que es futurista, pero ese futuro no está tan lejos. Reconozco cada vez más en esta serie temas y situaciones presentes. Todo avanza tan rápido, La recomiendo también! A mi me moviliza, me hace pensar, deja poso y a mi eso me aporta.
El uso que hacemos de la tecnología marca la diferencia en la comunicación que elegimos. A veces se nos olvida que con el móvil podemos llamar, y utilizamos el watssapp, y dejamos audios. Emitimos, no necesitamos hablar o escuchar, cada vez interactuamos menos. Está bien tener aplicaciones, y redes sociales que nos conectan… pero a veces no nos damos cuenta que nos desconecta de los que tenemos al lado.
Y está bien la realidad virtual, y los chavales juegan a futbol con la play y me impresiona lo real que es todo, pero nunca será tan real como jugar un partido en el campillo.
Voy a seguir optando por no hacer caso al móvil si estoy tomando un café con un amigx, sentir como huele un libro y percibir el tacto de la textura de las hojas al pasar, reírme con mi familia en una sobremesa sin mirar el reloj ni estar pendiente del móvil, disfrutar del momento de ver una puesta de sol sin estar pendiente de sacarle una foto… y tantas y tantas cosas que voy a quedarme un rato pensando… quizás las anote en algún cuaderno, con boli, para que no se me olvide escribir, y lo más importante, que no se me olvide nunca cual es la realidad en la que quiero estar, la autenticidad del aquí y ahora, de sentir el momento.