Según la American Psychological Association (APA) las fiestas navideñas provocan un aumento del estrés por la ruptura de la rutina, haciendo que estemos más ansiosos, tristes o irritables. Las Navidades nos obligan a hacer un parón y nos vemos inmersos en compromisos sociales, comilonas familiares, bullicio generalizado, compras pensadas o de última hora, acumulación de actividades que nos llevan a excesos, saturación y cansancio generalizado. Y luego viene Fin de Año. Y Año Nuevo. Y Reyes y el Roscón.
Cada uno vive las fiestas navideñas desde su perspectiva y sus tradiciones. Leía el otro día en un artículo que cada vez más gente se marcha de vacaciones en lugar de estar reunido con la familia, o celebra las Navidades solo, o no las celebra directamente.
Y es que a medida que uno se va haciendo mayor, la “magia” de la Navidad se va perdiendo y son muchos a los que no les gustan estas fiestas. Siempre falta algún familiar y las comparativas con otras navidades existen, podemos sentirnos más melancólicos y en definitiva, sentirnos más sensibles.
Con el año nuevo no puedo evitar imaginar un capitulo que se acaba y empieza uno nuevo. Como si la vida fuera un gran libro, un gran tomo lleno de capítulos por vivir. Me gusta hacer un ejercicio que consiste que repasar acontecimientos importantes que han ocurrido a lo largo del año que acaba, cosas buenas y no tan buenas que me hayan sucedido, que he vivido y en definitiva me han ayudado a crecer y a valorar ese año por lo especial que ha sido. Agradezco todo lo vivido y cierro capitulo.
Y respecto al año nuevo, comienzo el capitulo con una hoja en blanco y una mirada de ilusión, por seguir caminando y viviendo todas esas nuevas tramas que conforman mi vida. Pido un deseo con el bullicio de las uvas y las campanadas de la Puerta del Sol y con el paso de los días creo es positivo marcarse objetivos en línea con las necesidades de nuestro “caminar” vital.
Pueden ser Objetivos estructurados (si necesitamos parámetros claros y nuestra energía, constancia y perseverancia pueden decaer. Cada uno ya se conoce…) y para ello contar con estas características: Específicos, Medibles, Alcanzables, Realistas y Temporales (limitados en tiempo).
Pueden ser Objetivos generales, normalmente son así cuando ya estamos trabajando en ellos y contamos con que no vamos a decaer en su propósito.
Al final, lo importante es no caer en la Pereza y poco a poco ir cogiendo el ritmo de nuestra rutina, con buenos propósitos, con energías renovadas, pilas cargadas y actitud positiva.
Pereza? Quien dijo Pereza?